25 de noviembre, Día Internacional contra la Violencia hacia la Mujer. Vivimos en una sociedad donde este tipo de violencia se ha convertido en una verdadera lacra, así como una aberrante discriminación por razón de género. Haciendo una profunda reflexión al respecto sólo me viene a la cabeza: "ojalá este día no existiera, ojalá días como hoy no fueran necesarios, ojalá algún día celebremos que ya no debemos celebrar este tipo de cosas porque todo se ha solucionado ya..."
Ya son 54 las mujeres asesinadas a manos de su pareja o ex pareja en lo que va de año, asesinatos a manos de seres que consideran lógico y normal dominar a las mujeres hasta el punto de acabar con su vida. A medida que se suceden los días en el calendario, las nuevas muertes sólo ponen de manifiesto que, a pesar de todos los cambios legislativos y los avances conseguidos en este terreno, aún es necesario intensificar la educación y sensibilización de la sociedad. ¡Superemos el sexismo e impidamos la violencia contra las mujeres! ¿De nada nos han servido veintiún siglos de Historia para aprender de errores tan garrafales como éste? ¿Cuánto más necesitamos?
Esta misma mañana, mientras echaba un vistazo a los periódicos, observé estupefacto un estudio en que el 80% de los adolescentes cree que en una relación de pareja es la chica quien debe complacer a su novio (http://www.diariodesevilla.es/article/sociedad/1123654/los/jovenes/creen/las/chicas/deben/complacer/los/chicos/las/relaciones/pareja.html). Hechos como este ponen de relieve la importancia de la educación y de la sensibilización para erradicar el problema de la violencia de género. Los estereotipos machistas aún persisten en nuestra sociedad, aunque lo más preocupante es que este hecho se dé entre la población más joven.
Violencia no es sólo una agresión física, ya que hoy en día son muchos los yugos que oprimen la libertad de la mujer en nuestro país: sueldos inferiores a los de sus compañeros por realizar el mismo trabajo, mayor tasa de desempleo, se les relega a puestos que quedan fuera del ámbito directivo, contratos más precarios, despidos por su maternidad, etc.
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